"Días de vino y rosas" del gran realizador Blake Edwars ("El guateque", "La pantera rosa") es una muestra de lo explícito y a la vez sutil que puede ser el mensaje moral de un film. Construyendo sus bases en el tema del alcohol de manera sabia directa y clarividente, un alarde poético y social para la tragicomedia clásica del Hollywood dorado.
Joe Clay, jefe de relaciones públicas de una empresa de San Francisco, conoce durante una fiesta a la bella Kirsten Arnesen. La muchacha se muestra cautelosa al principio, debido a la afición de Joe a la bebida. Pero más tarde sucumbe ante su simpatía y acaban casándose.
Digamos que el libreto escrito por J.P. Miller se balancea entre la excelencia del buen guión bastante conseguida y la obra maestra pura y dura pero sin llegar a serlo del todo. La historia solidifica una historia humana y tremenda a través del tema superficial que alimenta esto quizás, el alcohol. Es impecable no obstante la suma carga social que esto conlleva en todos los sentidos, el vuelco de la historia de amor entre los protagonistas mete obstáculos de por medio que deja atrás cualquier tópico posible, haciéndose sumamente interesante la narración y declive de unos personajes que como bien se nombra en el film, son cucarachas que se llegan a molestar, que viven sin dejar vivir, que no afrontan el mundo que se les ha puesto ante sus ojos y que buscan el consuelo en la eternidad de sus actos. La bebida (como si se tratase de un personaje más) ayuda a que todo carezca de una belleza limpia impropias del Hollywood clásico, atípica. La lírica está impresa, desde las rosas cortadas por elevador, pasando por la botella "ahogada" al fondo del mar en la secuencia del puerto. Así, elipsis tras elipsis (el guión la usa bastante) llegaremos a un magnífico golpe final, donde los polos opuestos dejan de atraerse para distanciarse definitivamente, un sálvese quien pueda, eso si, ante la mirada burlona y satánica del alcohol tentativo, destructor en lo más profundo del alma, sin ser inocente. Los diálogos son perfeccionistas, y algún que otro símil poético o irónico ("juntos en el paraíso") muestran una crudeza tremendas. Así quizás, lo peor del guión sea lo secundario, pues para mi el inicio es bastante flojo (Aunque cuando el film se eleva esto se olvida), incluyendo las tramas "empresariales" del personaje de Lemmon que expone el film, que aunque no sean un punto a tener en cuenta, no aportan gran cosa a la historia.
Otra de las citas del film "¡Un momento de magia!" definirían estupendamente el trabajo del reparto dentro del film, que se mueve al principio entre la comedia, y se transforman en drama puro, antológicas y mágicas interpretaciones de un Jack Lemmon IMPRESIONANTE. Uno de los mejores papeles que he podido ver de uno de los actores fetiches de Billy Wilder, y prácticamente uno de mis favoritos. La gran carga interpretativa de Lemmon, se complementa a la perfección con la guapisima y rubia Lee Remick, que genera un PAPELÓN femenino que quita el hipo, tremenda composición y divagación que mueve los pies de Remick dentro del film. La pareja realmente excelente y memorable, pero no olvidemos a los poquitos secundarios del film, el padre de la protagonista, interpretado por Charles Bickford, una gran aportación sobretodo en una de las escenas claves del film (esa en la que habla con Lemmon en el vivero). No me olvido de Jack Klugman, en el guía espiritual hacia el camino correcto, un papel con algunas líneas muy interesantes. En general, un reparto centrado en las míticas interpretaciones de Lemmon y Remick, que todo cinéfilo no debería perderse.
Blake Edwards a la dirección, un alarde excelente de técnica, Edwards se mueve estupendamente tanto por la comedia inicial (con unas secuencias magistralmente resueltas, como la del ascensor) como por el drama puro y duro, alargando los cortes para poder expresar con más soltura la carga dramática de sus actores (y así consiguiendo unas interpretaciones sumamente realistas), destacar sobretodo la insinuada carga metafórica ya comentada que Edwards maneja con total excentricidad y eficacia, las cuales me han parecido realmente brillantes. En la banda sonora, tenemos al mítico compositor Henry Mancini que compone una partitura magistral, que entra cuando es necesaria y que con cierta magia (como pocas veces pasa) ayuda a crear sensaciones y atmósfera de gran calidad, gran score. Destacar también la brillante fotografía en blanco y negro, iluminada con muchísimo contraste entre las luces y las sombras, que también ayuda a recrear aun más el tema del film, y el montaje, genial, y aunque a veces usando la elipsis como transporte principal, consigue adentrar al espectador en cada momento (obviando un poco el inicio, algo soso).
Lo que destacaría: El guión en su parte más reflexiva, las actuaciones realmente soberbias, el cierre atípico (aunque el film respire en su totalidad de un aire extraño en cada fotograma) para nada enmarcado en algún cliché "Hollywoodiense". Lo que menos destacaría: Alguna que otra trama secundaria del guión que ya comenté. El inicio pierde atractivo y potencial. Secuencias destacadas: La graciosa "pelea" verbal de Lemmon y Remick en el ascensor, la conversación de ambos en el muelle, Jack Lemmon entrando borracho a su casa y despertando a su hija, demencial secuencia. La parte final en el hostal, además del frío y magistral cierre del film.
Finalmente "Dias de vino y rosas" es una de las obras clave de su director, que supo alejarse de la comedia (que tan bien conoce) para contarnos una historia atemporal, socialmente devastadora, y que a pesar de lo pesimista o minimalista de lo que narra, su carga lírica es abrumadora. Un 9.
NOTA: 9/10
RECOMENDACIÓN: Cinéfilos. Ver en V.O.S.E.
DURACIÓN: 117 min.
AÑO: 1962
Ficha en IMDB
Otra de las citas del film "¡Un momento de magia!" definirían estupendamente el trabajo del reparto dentro del film, que se mueve al principio entre la comedia, y se transforman en drama puro, antológicas y mágicas interpretaciones de un Jack Lemmon IMPRESIONANTE. Uno de los mejores papeles que he podido ver de uno de los actores fetiches de Billy Wilder, y prácticamente uno de mis favoritos. La gran carga interpretativa de Lemmon, se complementa a la perfección con la guapisima y rubia Lee Remick, que genera un PAPELÓN femenino que quita el hipo, tremenda composición y divagación que mueve los pies de Remick dentro del film. La pareja realmente excelente y memorable, pero no olvidemos a los poquitos secundarios del film, el padre de la protagonista, interpretado por Charles Bickford, una gran aportación sobretodo en una de las escenas claves del film (esa en la que habla con Lemmon en el vivero). No me olvido de Jack Klugman, en el guía espiritual hacia el camino correcto, un papel con algunas líneas muy interesantes. En general, un reparto centrado en las míticas interpretaciones de Lemmon y Remick, que todo cinéfilo no debería perderse.
Blake Edwards a la dirección, un alarde excelente de técnica, Edwards se mueve estupendamente tanto por la comedia inicial (con unas secuencias magistralmente resueltas, como la del ascensor) como por el drama puro y duro, alargando los cortes para poder expresar con más soltura la carga dramática de sus actores (y así consiguiendo unas interpretaciones sumamente realistas), destacar sobretodo la insinuada carga metafórica ya comentada que Edwards maneja con total excentricidad y eficacia, las cuales me han parecido realmente brillantes. En la banda sonora, tenemos al mítico compositor Henry Mancini que compone una partitura magistral, que entra cuando es necesaria y que con cierta magia (como pocas veces pasa) ayuda a crear sensaciones y atmósfera de gran calidad, gran score. Destacar también la brillante fotografía en blanco y negro, iluminada con muchísimo contraste entre las luces y las sombras, que también ayuda a recrear aun más el tema del film, y el montaje, genial, y aunque a veces usando la elipsis como transporte principal, consigue adentrar al espectador en cada momento (obviando un poco el inicio, algo soso).
Lo que destacaría: El guión en su parte más reflexiva, las actuaciones realmente soberbias, el cierre atípico (aunque el film respire en su totalidad de un aire extraño en cada fotograma) para nada enmarcado en algún cliché "Hollywoodiense". Lo que menos destacaría: Alguna que otra trama secundaria del guión que ya comenté. El inicio pierde atractivo y potencial. Secuencias destacadas: La graciosa "pelea" verbal de Lemmon y Remick en el ascensor, la conversación de ambos en el muelle, Jack Lemmon entrando borracho a su casa y despertando a su hija, demencial secuencia. La parte final en el hostal, además del frío y magistral cierre del film.
Finalmente "Dias de vino y rosas" es una de las obras clave de su director, que supo alejarse de la comedia (que tan bien conoce) para contarnos una historia atemporal, socialmente devastadora, y que a pesar de lo pesimista o minimalista de lo que narra, su carga lírica es abrumadora. Un 9.
NOTA: 9/10
RECOMENDACIÓN: Cinéfilos. Ver en V.O.S.E.
DURACIÓN: 117 min.
AÑO: 1962
Ficha en IMDB
3 comentarios:
A ver si me veo esta peli. Jack Lemmon es Dios.
Así me gusta, que recuerdes a "Accattone", y que hayas visto "Saló", ejem
Gran película, siempre la asocio con otra sobre alcoholismo de Wilder llamada "Días sin huella" también muy recomendable.
Enhorabuena
Si te gusta Lemmon, es imprescindible para ti Charly.
Gracias por pasar y por tu comentario Zestt, me apunto esa peli de Wilder aver que tal.
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