En línea discontinua desafías los derrapes, tu pelo se cobra las licencias pertinentes y tus zapatos nuevos brotan de furia chocando con la sonrisa irónica de la marea que arrastra el asfalto. Mientras escuchas una vieja canción del trobador que le habla a la noche acariciando la tormenta, encriptando mensajes embotellados al aire, centelladas de pensamientos y filosofías extintas de autores y egos que exploran una paralela visión caminante de enigmas.
¿Cuál es tu sueño, dama de los cabellos trenzados, confusos, crepusculares?, donde allí viste colores, montañas, sabios y nombres de casas, allí utópica dama, yo sueño con un inmenso desierto, caluroso, redundante, discontinuo y descubridor. Cuando retomo el curso de la continua, aquí estoy esperando ningún semejante impreciso, escucho el agua pasar por los tubos de drenaje, los gatos no maullan, el trobador me arropa, y me duermo entre papeles y sonidos contenedores de líneas, de palabras, por los siglos de los siglos, como quizás deba de ser.
¿Cuál es tu sueño, dama de los cabellos trenzados, confusos, crepusculares?, donde allí viste colores, montañas, sabios y nombres de casas, allí utópica dama, yo sueño con un inmenso desierto, caluroso, redundante, discontinuo y descubridor. Cuando retomo el curso de la continua, aquí estoy esperando ningún semejante impreciso, escucho el agua pasar por los tubos de drenaje, los gatos no maullan, el trobador me arropa, y me duermo entre papeles y sonidos contenedores de líneas, de palabras, por los siglos de los siglos, como quizás deba de ser.
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