Estoy harto de los prejuicios. De la hipocresía, de la mediocridad cerebral. Estoy cansado de los egos, de los aplausos de más de diez segundos, esos que traspasan el respeto y la autenticidad. De los falsos  profetas, que promueven la colaboración  y a su vez fusilan a sus  colaboradores. Cansado de artistas sin silla, que no paran de hablar por  la boca en vez de pensar, en vez de crear de verdad con sus manos. 
Payasos que no hacen honor de verdad al digno nombre que se les otorga, prostituyéndose a sus estereotipos y pretensiones. Tolerantes solo de su amor propio, de sus supuestos hervores. Harto  estoy de machistas, de feministas, de los que categorizan, de la escala  de valor, de la falsa adulación, de la realeza, del peso de las joyas,  del falso apego, del amor escrito en la conciencia colectiva, de la poca  personalidad, del eufemismo barato, del dinero caro. Harto del chico  que protesta porque está atormentado por quedarse anclado en el  crepúsculo de los días, allí donde nacen las bonitas ideas que al alba,  se disuelven como espuma, que a la noche resurgen como fantasmas.
Queda dicho, sin relevancia.
Queda dicho, sin relevancia.

2 comentarios:
Te has quedado a gusto!
Totalmente de acuerdo contigo,es más pienso exactamente lo mismo:)
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