Luz

Camino entre sombras, hoy tengo una vela encendida. No alcanzo a ver nada nuevo, son las mismas sombras en la pared, pero ahora distingo las esquinas y me reconforta. He pagado un alto precio para estar a la altura y otro gratuito para dejar de estarlo como consecuencia. Aprendo a desquitarme de las posesiones, a vislumbrar la vida y la muerte con recelosa casuística convincente.

Le di un te quiero a tus manos y una caricia a tus labios, la vela se sigue consumiendo, pero aun hay tiempo. He perdido mis papeles, he ganado la paz. He soñado con tu espalda desnuda a la luz de la mañana, no hay más belleza que soñar con un sueño. Has vivido condicionado por tus maneras, igual que yo. He roto tus muros una y otra vez cuando no haces más que construirlos desde una represiva presunción. Bailamos a oscuras con los ojos cerrados, mis ojos fueron los únicos que prescindían de vendas negras.

Llueve tanto ahí fuera que el ruido crea una fama temporal, esta tormenta es igual a la que viste caer entre rascacielos e infiernos aunque no sepas apreciarlo. Mi vela se tambalea de frío, del ruido, jadea apagarse con una cascada natural. Pero no importa, coge mi mano herida si quieres, o déjame vagar como hasta ahora, aun hay apenas tiempo.