2010/02/09

Sous Le Ciel De Paris

No tienes más que abrir los ojos, me dijo. Lo hice y allí estabas, con una luz cálida en las mejillas, tus piernas extendidas sobre la cama y tus pies entrecruzados de manera ingeniosa, sencilla, personal. Intenté quitarte de golpe tus muros y choques, resumidos en una venda que afianzaba tus ojos, pero tan solo me pediste un beso verdadero, sentido, inédito para tus líricos y entreabiertos labios que pretendían componer un sutil y bello suspiro de expectación. Hay un silencio, una eterna contemplación a una figura maravillosa como la tuya. Hay un pequeño dedal en mi dedo índice que me protege de los pinchazos, nada y todo debe ser dejado a la casualidad del destino. Suena una vieja y preciosa canción de Jazz en una vieja gramola que ambos compramos sin dinero. Hay un beso tímido en tus ahora sonrojadas mejillas, mis párpados se deslizan hacia la segura oscuridad, esa que ya no temo, mientras quito tu venda, beso tus ojos y toco tu pelo.

Has dejado tus labios vírgenes del momento, se han cerrado por un desdichado capricho, pero no tengo más que abrir los ojos de nuevo. Mi cama ahora está vacía, rodeada de una luz cegadora que ilumina algunas rendijas de la persiana que entran a carcajadas por la ventana dándome la bienvenida. Mi dedal sigue en el dedo, la canción de Jazz ha dejado de sonar en mi ordenador. Imagino como serían tus ojos, como serían tus manos, nuestros besos de Amélie. Sonrío, porque ha sido efímero, pero bonito, constante, mutuo. Hoy es tu cumpleaños, estoy seguro. Hoy hace un año que te conocí y solo ha pasado una noche en la que dejé de soñar contigo.


2 comentarios:

DASKABE dijo...

EJEJEJEJEJEJE.

Muy bonico. Te veo inspirado otra vez. Por algo será.

EJEJEJEJEJEJE.

Anónimo dijo...

Qué bonita imagen. Casi la veo.