2011/01/18

"El Puente sobre el río Kwai": Orgullos de guerra


Director: David Lean
Año: 1957
País:UK
Duración: 161 min.
Sinopsis:     Durante la Segunda Guerra Mundial, un grupo de prisioneros británicos son obligados por los japoneses a construir un puente. Los oficiales, capitaneados por su flemático coronel, se opondrán a toda imposición que viole las convenciones sobre las condiciones de los prisioneros de guerra.
 
NOTA: 10/10  Ficha en IMDB


Me adentro en el cine de David Lean, gran cineasta del Hollywood clásico, con esta joya de película, "El Puente sobre el río Kwai", quizás una de las películas más metafóricas, estupendas y redondas sobre la segunda guerra mundial. Guión perfecto, sin fisuras, redondo y magistral, lo firman Michael Wilson y Carl Foreman. El libreto expone de manera perfecta el embudo claustrofóbico y paranoide de lo absurdo en las guerras. Los egos de sus mandatarios (el duelo entre Nicholson y Saito es una absoluta magistralidad narrativa y representativa para ambos bandos, el inglés y el Japonés), la absoluta cárcel simbólica que se representa en un campamento situado en mitad de una isla, rodeado tan solo por la jungla y el caos de la guerra, es ahí donde se ahonda en los temas más humanos que el film expone, y como buena película bélica, todas las joyas de éste género tan duro tiene que estar precedido por un mensaje anti-bélico claro, inteligente y coherente, "El Puente sobre el río Kwai" es una de esas películas con todos esos elementos. Los diálogos son inteligentes, directos y confinan en su parte final, con una clarividencia atroz, la dureza que representa la catarsis de todos su personajes, que padecen sin pena ni gloria en un conflicto absurdo. El Puente, es sin duda el gran aforismo, el gran símbolo de la falsa inestabilidad de una guerra, el galimatías que genera la confrontación. En general, un guión denso, analizable, lleno de lirismo y contexto, con una exploración amplia y la tridimensional de sus personajes (no hay malos ni buenos, hay reflexión en cada uno de los bandos y motivos que ponen a ambos en un absurdo compromiso, tener una guerra sin sentido).

Y aunque David Lean hace un trabajo excepcional detrás de la cámara, contando los retales de la historia con una precisión casi relojera visualmente hablando, también estamos ante un film de actores, de actorazos. Por un lado el papelón de Alec Guinness (Ganó un Oscar por éste papel) que tiene quizás el mejor personaje del libreto, con unos diálogos excepcionales y una presencia carismática, inolvidable, para aplaudir. Le sigue, representando el "manda más" Japonés, el actor Sessue Hayakawa en la piel del coronel Saito, que lleva el fantástico contraste del film, expone perfectamente los conflictos y resuelve muchas escenas memorables, genial. Y del lado Americano, el actor William Holden, que interpreta a Shears, un "soldado de la marina", que logra escapar del campamento japonés y donde la película hace hincapié en la critica chulesca y presuntuosa de los Americanos en la Segunda Guerra Mundial (La escena de la playa es un ejemplo, o en la que se descubre quién es en realidad Shears).  Destacar también a los secundarios: Jack Hawkins, James Donald y Geoffrey Horne. Un reparto genial, perfectamente inspirado dentro de la película, de esos que no se olvidan nunca.

David Lean, hace un trabajo genial tras la cámara. Su técnica es precisa, sobria, llena de planos amplios y de movimientos majestuosos en la dolly-cam. Su uso de pocos sets (no hay más de 30 en todo el metraje yo diría, y eso que el film dura dos horas y media) es sublime, concentrando muy bien el dinamismo de cada escena, llevando de manera segura y entretenida al espectador. Su exótica representación de la India, ha sido ya un modelo a seguir por muchos después de este film, es más, Spileberg tiene varios elementos casi calcados en su genial "El templo Maldito" de la saga Indiana Jones. Los 30 minutos finales, o los 30 iniciales, son pura magia, magnetísmo cinematográfico y en especial el climax, un emergente suspense que el espectador llega a sentir en sus propias carnes (el sonido del tren que nunca llega, el descubrimiento del detonador, la explosión final, con esa cita que cierra el film tan alentadora y llena de tristeza de uno de los personajes que contemplan el fusilamiento final: "¡Locura!"). Lean llena de paisajes, templanza y precisión cada encuadre (el rodaje en la jungla, está perfectamente calculado, medido, compuesto en cada marco que muestra la película, nuevamente, una obra de precisión suiza a nivel narrativo y técnico, igualmente cargado de cine con mayúsculas, todo sea dicho). El trabajo de Lean es perfecto y fantástico de principio a fin. La música original, la firma Malcolm Arnold, una partitura corta en términos generales, pero mítica en muchos aspectos, consiguiendo grandes momentos en escenas claves, por lo que estamos ante un trabajo muy notable de Arnold (los silbidos de los soldados ingleses es algo que ya ha quedado en la memoria cinéfila).

En conclusión: "El Puente sobre el río Kwai" es una película altamente recomendable. Cinematográficamente perfecta, expone perfectamente el crimen de la guerra sin ser visceral pero si pegando duro. Pues el verdadero orgullo de guerra, el verdadero crimen, es precisamente ese, la guerra en sí, la cárcel improvisada que resta libertad a la vida, el confrontamiento del absurdo y paradójico ser humano, y los sueños rotos en un puente derrumbado, a orillas de un río sincero, que deja ver los retales de lo absurdo que es la guerra. Una joya de película firmada por Lean, ganadora de unos merecidos Oscars

2 comentarios:

Dr. Gonzo dijo...

todo un clásico que aún no he visto

Luigi R.p. dijo...

Te la recomiendo encarecidamente Dr. Gonzo :)