Siempre en la misma mesa, un poco antes de mediodía. En el mismo lugar  día tras día. En su mesa de ajedrecista, un café, con un hilo de de  vapor, intentando comunicarse con el humo de aquellos cigarrillos que  cruzaban más el aire que sus rojos e impasibles labios. Drenada  de sabiduría, lee el periódico, lee revistas de muebles, "todo para la  pareja" dice la tipografía sueca, quizás sea una soñadora. Lee sobre moda, quizás sea lo más  normal del mundo. Leer, ni pestañear, casi no aparta la mirada de su  mesa, del café, de sus cigarrillos. Me gusta, me encanta, me fascina y no sé bien por qué. Hoy  su mesa esta vacía, no llueve ni nieva en la calle, hace un día de lo  más normal. Pero ella no está. Quizás haya encontrado el anillo que  amolde sus necesidades, una mesa más grande, un lugar más íntimo donde  no tenga que mirar revistas con ojos impresos. 
Sólo queda el café y sus cigarrillos manchados del carmín que nunca me dejaron sus besos.
1 comentario:
JEJEJE
El puto Luigi, cómo está de pasional. xD
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