2010/12/12

"El año pasado en Marienbad": Enamorando la mortaja de un recuerdo...


Director: Alain Resnais
Año: 1961
País:FRA/ITA
Duración: 94 min.
Sinopsis: En un barroco hotel, un extraño, X, intenta persuadir a una mujer casada, A, de que abandone a su marido -M- y se fugue con él. Se basa en una promesa que ella le hizo cuando se conocieron el año anterior, en Marienbad, pero la mujer parece no recordar aquel encuentro.

NOTA: 9/10
Ficha en IMDB


Me acerco al cine del director Alain Resnais, principalmente para ver una película, que curiosamente me atrajo hará un año más o menos y que no he visto hasta ahora. Una obra inclasificable, de portentosas imágenes barrocas y alegóricos mensajes sobre la vida y la muerte. "El año pasado en Marienbad" es una de esas películas hipnotizantes, muy francesas, pero a su vez, bebiendo de ese cine Italiano de la estética, del enervante espíritu inquieto, mezclado con las formas vanguardistas del cine francés de los 60 (imposible clasificarla dentro de la nouvelle vague, aunque tiene puntos que quizás comparta con esta expresión cinematográfica), en definitiva una película interesante, onírica y sensitiva.

El hermetismo que respira el guión de Alain Robbe-Grillet es claustrofóbico. Quedan expuestos dentro de ese hotel barroco, de lámparas de araña, de inquilinos susurrantes cuales piezas de ajedrez, inmóviles. Un lugar de espejos enormes, de biseles y muebles de líneas rectas toda una alegoría a lo que para mí ha representado un frío "ataúd" que agrupa los elementos, a los personajes. Dentro de este pseudo teatral "baile" (teatro que queda expuesto en la escena incial por ejemplo) sobre el paso del tiempo (otro de los puntos del film) el hastío de la desesperación hacia el avance del amor, los dos personajes centrales, denominados como A como la mujer que junto a su hipotético marido M (que para mí representa la muerte dentro de la película, la sobriedad, la impasible figura de la muerte, con sus juegos de azar, con su determinante paso firme y mirada intensa al más puro estilo Bergman y su fascinante "El Séptimo Sello") y X, el enamorado que busca la forma humana e inhumana de hacer recordar a A el amor que siente hacia ella a base de un recuerdo pasado hace un año, unas fotos, un jardín del edén que compartieron y que ahora rememoran en un ataúd con vistas a ese jardín inmenso. Un jardín que no tiene tiempo, que juega con los espacios, los tiempos, los diálogos entrecortados, redundantes, los sonidos y las sensaciones.  Alain Resnais utiliza la cámara a veces con recelosa autoría, saltándose los ejes, los espacios, utilizando los elementos a su antojo, llevándonos entre la realidad y el sueño como si anidásemos en una fina línea que se rompe a su antojo y que auna ambos mundos.

La lírica de lo visual cobra muchísimo protagonismo. Es de esas películas en las que hay que dejarse llevar por los sentidos, sin darle una explicación a cada elemento, como en los sueños. Pues al final, todo tiene un simbolismo, quizás la alegoría más extensa, densa y compleja sobre la muerte que se ha expuesto a nivel estético en una película que yo haya podido ver (Quizás comparable a la gran "8½" de Fellini). El montaje, la estridencia y repetitiva música de órgano que acompaña la atmósfera tensa, inquietante e incomoda del film (compuesta por Francis Seyrig). La poética narrativa de la película se diluye tranquila y a su vez de manera acelerada en la mente del espectador, de manera que la naturalidad del relato carece de forma lineal, constante. La representación de la vida queda expuesta pues, a juicio de cada uno. Además de una historia de amor fascinante, real pero a su vez cargada de lirismo (el jardín con las dos estatuas, que representa la unión perfecta del amor, con sus dos puntos de vista, masculino y femeninos, hay una escena fantástica donde conversan sobre la interpretación de la estatua, quizás de las escenas más portentosas que posee la película y que define perfectamente su contenido introspectivo, lleno de subtextos). 
La solvente dirección de actores, nos dejan un relato basado más en la comunicación no verbal del reparto, que en su diálogo en sí (pues casi todo el diálogo está narrado con la reiterativa voz en off del amante). Así pues, señalar sobre todo, la portentosa interpretación de Delphine Seyrig, muy "francesa" en sus formas, sé lo que me digo, muy clásica y a su vez rodeado de un aura un tanto especial, misteriosa, sensual, fatal, el personaje femenino por excelencia, que duda, ama, razona mediante sus sentidos, vuelve a dudar y que finalmente pierde lo insistido. La química de los amantes la consigue el papel del hombre X, un extraño Giorgio Albertazzi, que está bastante bien en su papel. Mención también para el ya comentado papel del supuesto marido de A, interpretado por un imponente Sacha Pitoëff, genial. Y volviendo a la dirección de Alain Resnais, hay que puntualizar que visualmente la película es PERFECTA, una joya de fotografía en blanco y negro (el inicio del film, mostrando el hotel deja bien claro cual va a ser la tónica del director) los hipnotizantes paseos de la cámara por los enormes e interminables pasillos. La pictórica perfecta de los encuadres imposibles y generales (una gozada para el cinéfilo más exigente), la capacidad de transmitir emociones con la imagen es una tarea compleja y muy precisa que Resnaisfilm.

En conclusión: "El año pasado en Marienbad" es una película única en su especie. Hay que verla para opinar sobre ella, para ajusticiar realmente si nos habla de verdad adentrándonos en ese jardín maravilloso donde siempre nos encuentra el amor, o por el contrario la obviamos hacia las frías, susurrantes e interminables paredes de un lúgubre y barroco hotel por donde nunca pasa absolutamente nada hermoso, donde nada ya hay que decirse. El cine es libre amigos. Para mi, un 9 y la recomiendo a todo espectador inquieto, con ganas de pensar y abrir su mente ante otro tipo de cine, un tanto peculiar, un tanto extraño, pero muy muy portentoso en todos los sentidos.