2010/07/16

"Hasta que llegó su hora": El Cambio Anárquico

Sergio Leone, el maestro del spaghetti western, culminaba sus antológicos western, con una obra que roza toda la plenitud de sus anteriores clásicos (la trilogía del Dólar), "Hasta que llegó su hora" o mejor dicho "Once Upon a time in the West", expone el cambio, la caída de los bandidos, del viejo oeste, para rehacer los pilares de la civilización anárquica y violenta que Leone ha estado mostrando, para redimir a esos hombres tan expuestos a la visceral manera de plantar la ley. Y como no, gracias a uno de los mejores personajes del mundo Leone, increíblemente, una mujer, que pone el punto a la historia, que llena de cordura e inteligencia cada fotograma en ese mundo tan claustrofóbico y canalla de Leone. Brett McBain, granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una finca levantada sobre el terreno arenoso y desértico del Oeste americano. Allí piensa que será feliz con su segunda y reciente esposa, Jill, que debe llegar desde Nueva Orleans, y a la que prepara un fiesta de bienvenida. Pero antes, una partida de bandoleros acaba con las vidas de Mac y sus hijos. Cuando Jill llega a la hacienda queda impresionada por una matanza que nadie se explica.

Ojo al libreto. Lo firman, tres grandes del cine Italiano, Leone, Dario Argento y Bernardo Bertolucci. Con esta premisa, no puede haber fisuras, no debe haber una historia mediocre y falta de alma, y así es. El libreto respira complejidad y buen hacer por sus cuatro costados. La evolución es sin duda, el gran tema de la película. El modo en que la historia incorpora ciertos elementos que hace caer en la cuenta varios puntos. El primero, que el viejo oeste ya no lo es tanto, los ferrocarriles se instalan a la velocidad del rayo, y el consumismo manda. Las viejas glorias, los héroes y los rudos bellacos, pasan a un plano de decadencia para Leone, que imprime cierta parsimonia en todos los sentidos. Una lentitud extrema (que quizás sea lo más criticable en su conjunto global) para expresar la tediosa batalla de una mujer (el espectacular papelón de Claudia Cardinale) que sale de una situación penosa, para meterse en una peor, llena de anarquicos personajes, de una sin razón que la lleva a actuar con la mejor arma que tiene, la intuición, la garra femenina, la inteligencia de sus palabras, su físico (ojo, el film podría ser machista, sexista, no lo es, la inteligente forma de mostrar la evolución y los métodos del personaje femenino es tan esencial en la trama, es tan importante que casi podríamos decir que estamos ante un western totalmente decidido por las mujeres, un film claramente adelantado a su tiempo en ese aspecto, y de los pocos western donde la figura de la mujer tiene un papel tan impecable y decisivo). Toda esa anarquía, va compartida con los sueños de una vida mejor que tienen TODOS los personajes, tanto buenos como malos, desean la estabilidad de unas montañas y desiertos que han olvidado que es eso, y el que no cambia, muere en el camino. Impecablemente exploramos este western que bien podría ser crepuscular (en un sentido metafórico y global de la palabra), que bien engloba todo lo que hemos visto en las anteriores entregas de Leone, y lo eleva un pasito más, con otro enfoque pero sin perder el estilo y la forma.

Quizás estamos ante el western más dramático y personal del director Italiano. El pulso narrativo de Leone (sin contar la primera escena en la estación, muy al nivel de los otros clásicos de la trilogía del Dólar, y extenuando el sentido del tiempo como si fuera un chicle goloso) imprime sobriedad, no es tan nervioso, y pasa a la elegancia, tanto en los majestuosos planos con la dolly, los generales, y en particular los planos cerrados a las caras de los actores, cada vez que la cámara se cierra en Claudia Cardinale, es electrizante, magia pura, se trasmite todo el impulso dramático y poético, que junto con la maravillosa partitura de Ennio Morricone una vez más (que firma si no el mejor, uno de sus mejores trabajos con el director) impone el sello, la épica, los pelos de punta. A destacar otro elemento al que Leone recurre (como bien hiciera en "La muerte tenia un precio") el uso del simbólico tiempo (los relojes de mano, pintados en las paredes del pueblucho) y el flashback que carga el villano de la película hacia el héroe-vengador (el personaje de Harmónica que interpreta Charles Bronson, muy al estilo Clint Eastwood, pero obviamente más eclipsado por la fémina que resuelve todas las papeletas de la película). El Leone de siempre está (y sus puntos clave, como el duelo final, algo menos épico que en films anteriores, pero igualmente intrigante, interesante y fascinante) se impone su sello en todo momento, un sello copiado hasta la saciedad, pero que solo el propio Leone sabía hacerlo tan bien, el pulso es fantástico, la continuidad a veces es brusca, pero da tiempo para la reflexión, lo cual no es un puntito muy malo si lo pensamos bien, hay bajones, obvio, es por ello que sigo prefiriendo la puntualidad y el frenetismo de la que para mí es la mejor película de Leone, "Por un puñado de Dólares".

El reparto, genial. Henry Fonda como Frank, el <<hijoputa>> made in Leone con todas las letras al que Fonda, con lo buen actor que fue, le da toda la profundidad posible, brindando quizás al mundo Leone, del mejor villano que haya tenido su filmografía del viejo oeste. Jason Robards como Cheyenne, un personaje inolvidable y que tiene quizás muchos momentos memorables y diálogos fantásticos, su final es para enmarcar, me ha encantado. Charles Bronson, mítico actor en la piel del justiciero, el hombre de la armónica distorsionada y misteriosa (los acordes de Morricone ponen la piel de gallina), un papel que recuerda como ya dije, al mítico vengador solitario de Eastwood en los anteriores films, pero que aquí parece sometido a un plano menos relevante. Se encarga de ese relevo, un papel femenino impresionante. El de Claudia Cardinale, enamora, encandila, los matices (aunque no tenga apenas diálogo) que imprime con su rostro, y el total acierto de colocar a una mujer dentro de un mundo de hombres para claudicar la evolución dentro del mundo de Leone, me parece exquisito, para aplaudir. Cardinale está estupenda, guapísima y me ha enamorado por completo (ya lo hizo también, en lo poco que salía en "" de Fellini, algo tiene esta mujer).

En definitiva, "Hasta que llegó su hora" (cual título irónico hacia la evolución del propio spaguetti western) explora el cambio, el relevo social de un mundo de rudos hombres y sus pistolas, para dejar que las mujeres se quitaran el corsé, pudieran soportar ser "violadas" sin que su inteligencia y decisiva capacidad de moral y juicio las afectase, y claro, el nacimiento de una era quizás nueva para el cine de Leone (que asi fue), sus últimos y epifánicos films, a cual de ellos más interesante, bizarros (el que sería su último western, por así decirlo) y memorables. Un merecido 10.

NOTA:10/10
AÑO: 1968
DURACIÓN: 165 min
Ficha en IMDB
Tráiler en Youtube



3 comentarios:

DASKABE dijo...

Muy bien, muy bien. La única corrección que te hago es que no es el último western de Leone.

Saludos.

Luigi R.p. dijo...

lee bien, yo no he dicho que sea su último western

MrWilliam dijo...

El comienzo, el transcurso y el final de esta película son de lo mejor de Leone. Tengo mis dudas si es esta la mejor o Érase una vez América. De todos modos el final, con la llegada del tren es de auténtica antología. La música de Morricone, de nuevo, extraordinaria.

Un saludo

MrWilliam