2009/08/16

Caminando entre muertos

No es sensacionalismo barato las tintas que cargo sobre mi experiencia de ayer en el centro de la capital malacitana. Calificarla de horrenda y bochornosa es poco, quizás por la situación anímica que me acontecen estos días todo lo vea mucho más exagerado, correlativo o alegórico, quien sabe, lo que está claro es que ayer Sábado 15 empezó la Feria de Málaga, y yo, fui a la capital pero no a la feria, me la comí con patatas, por pelotas. Ni en la mejor película de George A.Romero existen zombies o muertos vivientes tan realistas, pasear por la calle larios es un caos, de hecho creo que era yo el único que no era esquizofrénico o salpicaba babas de verdulero bañadas en alcohol. Era como ir colocado dentro de una pesadilla, gente riendo y mirándote con caras sumamente dantescas, colas y aglomeraciones para ir a la plaza de la merced (donde tenía que ir yo) miles de personas haciendo lo mismo, comidilla del pueblo. No me olvido de la rilera de vino tinto por uno de los huequitos del pegajoso asfalto que hay cerca de la plaza de Uncibay, parecía sangre, muy simbólico. Caminar entre muertos y mezclarlos con el elemento de la creatividad me hace sentirme mucho más extraño como persona, quizás soy aburrido, puede ser, pero para mi el concepto de diversión no entra dentro de ese caos mundial, con millones de personas en una misma calle o alrededores. Y desviando un poco el tema, creo que cada vez detesto más al ser humano, es curioso, porque yo soy uno de ellos (y también me detesto), las relaciones son cada vez más complicadas. Llamádme conservador en este aspecto, pero creo que toda relación no se basa en lo efímero o en verse dos o tres veces al mes, creo que hay que mantener un contacto continuo, que se cargue cierta complicidad, ciertos vínculos, todo esto lo estoy perdiendo con muchas personas que me decepcionan, en cierto sentido ya no me sorprende, la gente entra y sale de tu vida al antojo del prójimo, y habrá un caso o dos como mucho que transgreden esa regla, por suerte, eso es lo que defiendo, el resto, a tomar por culo, así de claro y tajante.

"Entre zombies y muertos vivientes en la Calle Larios, se mezclan los pensamientos y la creatividad, razón para seguir avanzando entre ellos..."

Y ya sobre las once de la noche, cuando creía que todo el subterfugio civil y feriante se había sellado, me fui a la calle muelle Heredia a subirme al autobús con dirección a Benalmádena (donde yo vivo a unos 20 kilómetros de la capital). Al llegar el dichoso Bus de esos fascistas llamados Portillo, pude ver que lo que pasaba me hacía despreciar aun más a la raza humana. Dentro del autobús, la gente que estaba en pie, no querían hacer hueco al fondo del vehículo, estaban tan borrachos o era tal la estupidez humana que empezaron los insultos, degeneraciones y declive de lo correcto. Por un lado los de fuera taponando la puerta (el autobús no podía irse), por otro lado los de dentro saltando, aplaudiendo cual animales en puto celo, yo, desistí a sumarme al show, pues como decían los romanos, dales al pueblo pan y circo, todo solucionado. Vaya imagen, un grupo de gente (conocía a un par de personas para mi desgracia) echaron del autobús a un señor gordito que llevaba una mochila y gafas, supongo que pagó el pato por ser gordito, encima le rompieron las gafas, y encima el señor se fue colocándoselas como pudo sin mirar al autobús, sin rechistar. Vergüenza de sentirme malagueño con cosas así (incluyendo a la anciana, por llamarla de alguna manera, que me hacía un corte de mangas desde dentro), el autobús se fue entre hipocresía y aplauso (con las personas que conocía dentro de él, siendo una de ellas el impulsor de que expulsaran al señor). Esa escena dantesca, me recordó a una frase que dijo Rafael Azcona, algo así como que la verdadera inspiración para escribir sobre la vida estaba dentro de un autobús, también recordé aquella escena de "La Guerra de los Mundos" de Spielberg, en la que la masa se mata por el coche de Cruise y sus hijos, aunque esta me parece moco de pavo comparado con lo que viví ayer, je. Veinte minutos más tarde, apareció el siguiente autobús, y amigos, cuando os digo que estaba completamente vacío no es coña, pude pagar mi billete sin matarme y pude sentarme al ladito del aire acondicionado. El que espera, siempre recoge frutos, pensé, que gran verdad.

3 comentarios:

DASKABE dijo...

Buena crónica, aunque ayer me contaste lo mismo en directo.

No se trata de que pierdas la fe en el ser humano, no la pierdas en tí mismo ni es las personas que realmente te importan. Este verano estoy reforzando la idea de que "lo malo está ahí fuera y que la paz está en el interior de uno".


Saludos.

EUFILMS dijo...

¿ves?, por eso yo nunca he ido a la feria de malaga, y encima, mis propios paisanos me llaman raro.
La feria es la excusa perfecta para desmadrarse y perder los papeles, en tu caso vivido, por desgracìa, para mal.
en fin, recuerda que la alegrìa y las ganas de pasarlo bien,las tiene que llevar uno siempre dentro, sea la fecha que sea.

Charlie dijo...

Cuanta razón tienes.