2009/08/23

"La doble vida de Verónica": Almas gemelas que quieren encontrarse

Hacia ya tiempo que trás descubrir la filmografía del director Krzysztof Kieslowski con "El Aficionado", tenía pendiente la reseña de un film no lineal, de poética belleza visual y potente calado moral, "La doble vida de Verónica". Veronika vive en Polonia y tiene una brillante carrera como cantante, pero padece una grave dolencia cardíaca. A miles de kilómetros, en Francia vive Verónica, otra joven idéntica físicamente que guarda muchas similitudes vitales con ella, como sus dolencias o su gran pasión por la música. Ambas, a pesar de la distancia y de no tener aparentemente ninguna relación, son capaces de sentir que no están solas. Cuando Veronika muere, durante un recital de canto, la otra vida de Verónica da un vuelco. Abandona la música, la relación con su padre no es buena y poco después se enamora de un autor de libros para niños que escribe pequeñas historias relacionadas con la misteriosa duplicidad de la joven. Un día, éste descubre, entre las fotos que Verónica guarda de un viaje a Polonia, la clara figura de Veronika al fondo de la imagen. El fantástico libreto, corre a cargo de Krzysztof Piesiewicz & Krzysztof Kieslowski, un sutil relato lleno de simbolísmos, metáforas visuales (el diálogo es más bien aclaratorio, pero pefectamente el film podría ser mudo en sus formas), temas existencialistas. La idea con la que Kieslowski juega es interesante, la aparición de nuestra alma gemela en otra parte del mundo con el claro mensaje de la soledad de por medio, un tema que se asoma a la película de manera inocente pero que complementa otro tema, el completarse como persona, el encontrarse entre la multitud de personas que ven la vida de los mismos colores, y si no se logra, uno debe resignarse y cubrirse con su mortaja (representado aquí de manera metafórica con las excelentes marionetas del escritor, quizás la sutileza más clara del film en cuanto a linealidad, que ya os digo, es inexistente, el film hay que entenderlo siempre con una manera propia de ver la vida, si no entráis en el juego metafórico o bohemio de Kieslowski, de nada servirá la intensa hora y media del metraje).

Dos mitades, o dos caras de una misma manera representada a través de un solo cuerpo, aun así, con mucha espiritualidad, con matices de una paleta de colores bie expuesta (de eso hablaremos luego), donde la historia se desenvuelve con fuerza, trasmitiendo directamente al corazón y al alma humana, no hacen falta las palabras, quizás los detalles, la modestia de los personajes, ese aire ingenuo que tiene todo ("Amélie" debió beber algo de este film, tanto visual como narrativamente hablando) logran una ilusión que hipnotiza y atrapa al espectador desde el primer minuto. Quizás el final sea lo más brusco, pero para mi, representa algo bastante reconfortante, encontrarse, requiere del sentir natural de las cosas y de la propia incomunicación de las palabras, las personas encontramos nuestros lazos (como el que el film simboliza en esas cartas que el escritor le manda a Verónica) porque sí, no se puede explicar, viene del interior, sea en Francia o en Polonia, a veces, la conexión es introspectiva. De hecho, el film trasmite algo inexplicable en muchos momentos, no digo que os transmita a todos, depende de lo que os evoquen las imágenes (por ejemplo, a mi la escena en la que Mónica se la foto de su doble y se echa a llorar, trasmite una sensación desoladora, pero a su vez llena de ternura y amor, es uno de los mensajes claves del film, encontrarse finalmente ante la inmensidad de la desesperación por saber quienes somos y dejar la ingenuidad. La inocencia de Verónica desaparece al final, ya no ve el mundo al revés a través de su bolita con dos estrellas iguales pero diferentes, aprecia los detalles sin quedarse con los ojos cerrandos sitiendo el serrín del techo, ahora sin pensar en la consecuencia fatal, siente cuando hace el amor, ve con la perspectiva correcta, sabe que es ella. Todo esto muy alegórico, con imágenes ya digo, muy sutiles para rebuscar en ellas o analizarlas).

Y el guión recoge unos personajes donde profundizar, sobretodo la protagonista, la verdad, uno de los personajes femeninos que más me han impactado últimamente. La bellísima actriz Irène Jacob se inventa los gestos, las miradas, las sonrisas, las bocas entreabiertas, la sencillez y sutileza de un personaje MAGISTRAL de arriba a abajo, un alarde de actuación hecho con lo introspectivo desde la belleza que emite esta actriz, también ya os digo, mis palabras son difíciles de explicar, hay que verla a ella, simplemente. De entre todos los secundarios, destacar el papel del escritor y marionetista, quizás de todos los masculinos el mejor (junto con el padre de Verónica), interpretado por Philippe Volter. Los personajes secundarios están todos bien, pero vuelvo a decir que el de Verónica es el único que existe verdaderamente, es el que mejor escrito está, en realidad el alma de la función. En la dirección, Krzysztof Kieslowski coge la cámara por los cuernos, directamente, haciendo una realización sencillamente genial, mezclando unos encuadres perfectos llenos de minucioso detalle, pasándo por la espontaneidad de la cámara al hombro en muchas escenas. Es curioso como rueda Kieslowski en ciertos momentos, pues la cámara parece ir tímida de la mano de la protagonista y se va soltando al final, es como si la cámara fuera su estado anímico, su visión (ese plano en un bello bulevar de atardecer en el que Verónica se desfallece que se adapta a la oblicuidad de ella como si el espectador se acostumbrara poco a poco a su vida, a su sufrimiento), de hecho hay un plano donde la protagonista hace el amor que me parece muy curioso, pues está grabado con un macro objetivo donde todo lo que esté a más distancia de un primerísimo primer plano, se difumina, este efecto parece estar ligado a la bolita que lleva la protagonista, y está visto como si mirásemos a través de ella. Es un ejemplo de muchos dentro de la peli. Destacar aparte de la genial dirección de actores, la fotografía, creo que hay pocos films que tengan unos colores tan característicos (aunque este director se caracteriza por dar significados con ellos) los tonos amarillentos, verdosos y rojizos, son una verdadera maravilla, los filtros usados son anteriores supongo a la tecnología digital, son un marco perfecto y precioso para el estilo visual del film, sin este elemento, sin duda la película no sería la misma.

Destacar el montaje (la hora y media de metraje pasa en un suspiro) y la preciosa música original compuesta por Zbigniew Preisner, que casa perfectamente con el tono del film en todos los momentos en que aparece. "La doble vida de Verónica" es apta para unos pocos paladares, supongo, es un film con una visión muy particular sobre las cosas, los sentimientos y la vida. Con una técnica intachable y cinematográficamente muy disfrutable. Una pequeña y dulce joya, un 10.

NOTA:10/10
RECOMENDACIÓN: Cinéfilos. Ver en V.O.S
AÑO: 1991
DURACIÓN: 98 min
Ficha en IMDB
Trailer en Youtube


2 comentarios:

DASKABE dijo...

Entonces, te ha flipado con TODOS los colores.

GUSTAVO dijo...

Me parecio excelente tu comentario.
Kieslowski es un director que ha traspasado muchos limites cinematograficos. Es un director que aun no ha sido reconocido como debiera, y que como los grandes genios, murio cuando todavia tenia mucho para darnos...
Saludos!

http://cinemaparadisouy.blogspot.com/